Agujero negro
Me siento en indiecito como si fuera a meditar, cierro los ojos, respiro, lloro. Siento un agujero negro justo en el centro de mi pecho. A veces se agranda, otras, se achica pero nunca se va. Convivo con él desde antes, antes que supiera que existe. Son las heridas del pasado. Las que me han marcado. Siento que nunca se irá, que nunca sanaré, que soy así... ROTA. Dicen que se puede sanar, incluso, que nuestro yo del pasado ya sanó y está en paz, que tenemos que buscarlo, caminar de la mano con él y dejarlo atrás. Hoy el agujero negro es como una galaxia en expansión, va girando lentamente y al mismo tiempo va aumentando su tamaño. La angustia se apodera de mi, al llanto lo acompaña una respiración que por momentos es corta, por otros, se corta. Ahí, cuando estoy a punto de implosionar, empiezo a sentirme mejor, algo liberé del pecho. El agujero se detiene. Sigo con mi día, mañana estaré mejor. Nicole.